jueves, 5 de mayo de 2011

ROSQUILLAS DE SAN ISIDRO

Hola familas!!

El Martes 3 de Mayo realizamos en el aula con los papás las rosquillas para San Isidro, ¡Salieron muy ricas!
Os dejamos aquí la receta para que las podaís realizar en casa con vuestros peques.

GALLETAS-ROSQUILLAS CON ZUMO DE NARANJA (sin huevo ni leche)

Ingredientes:

  • 300grs. de harina.
  • 100grs. de azúcar.
  • 8 cucharadas de aceite.
  • 16 cucharadas de zumo de naranja.
Preparación:

  1. Mezclar todo y hacer una masa bien compacta.
  2. Pra las galletas, estirar la masa con el rodillo y hacer formas con los moldes.
  3. Para las rosquillas, hacer con las manos la forma de las rosquillas. No hacer demasido gruesas.
  4. Freír en la sarten con mucho aceite, a fuego mediano.
  5. espolvorear con azícar.
Asi que todos, manos en la masa!!!


jueves, 7 de abril de 2011

EMAIL PARA CADA UNA DE LAS AULAS

Hola familias!!

Os comunicamos que tenemos email para cada una de las aulas, así podreís poneros en contacto con la tutora de cada clase, comunicarles si los peques están malitos, si no van a poder asitir al centro, solicitar tutorias...
Además las tutoras se pondran en contacto por aquí con vosotros para comunicaros si van a realizar alguna actividad, mandaros los informes trimestrales, etc.

martes, 29 de marzo de 2011

Botiquín Básico

Lo que no puede faltar en un botiquín cuando tenemos niñ@s:

  1. Jabón líquido neutro
  2. Desinfectante yodado
  3. Gasas estériles
  4. Termómetro
  5. Suero fisiológico
  6. Tiritas
  7. Espaladrapo
  8. Gasas vaselinizada (quemaduras)
  9. Guantes
  10. Amoniaco de farmacia (picaduras)
  11. Antitérmico y analgésico
  12. Tijeras
  13. Pinzas
  14. Télefonos importantes: 112, Instituto nacional de toxicología: 915620420 pegados en la puerta del botiquín

martes, 1 de marzo de 2011

LOS NIÑOS Y EL MIEDO A LO DESCONOCIDO

Los niños son muy dados a tener miedos ante estímulos externos desconocidos. Especialmente, cuando éstos son pequeños, y no conocen bien su entorno, ni se saben defender con autonomía al mismo. Por esta razón, el papel de los padres o tutores es determinante.
Saber encontrar el matiz entre la sobreprotección, y la pasividad exagerada, a veces es difícil. Ni los papás ni los hijos vienen con libro de instrucciones.
Tener miedo es natural.
Hay que partir de la base de que tener miedo no sólo es algo absolutamente normal en la condición humana sino que, es necesario, en muchos casos, pues este sentimiento nos crea una coraza para frenar impulsos innecesarios, y nos ayuda a ser prudentes y cautelosos en muchas ocasiones.
El problema viene cuando el miedo es exagerado, extrapolado a todo tipo de situaciones, y no sabemos ponerle freno.
Los niños tienen, digamos, ese derecho, puesto que son demasiado pequeños para entenderlo y gestionarlo, como hacemos los adultos, por ello hay que ser ante todo, comprensivos y pacientes, y tratarles con el respeto que merecen.
Contarle un cuento
Si tu hijo pequeño muestra miedo o rechazo frontal a quedarse solo en la habitación. Tranquilízale contándole previamente algún cuento bonito, que le anime y le entretenga. Una frase como Que tengas dulces sueños o Que sueñes con el príncipe y la princesa, puede ser efectiva si, previamente, hemos creado un ambiente favorable a ello.
Asociar a cosas positivasLa asociación funciona muy bien con los niños. Si hábitos que tu hijo rechaza por miedo, como son: quedarse solo unos minutos, ver una película infantil, donde haya malos y monstruos, o, miedo a los ruidos fuertes y extraños, la asocia a algo positivo que sus papás le cuenten, seguramente acabe superándolo.
Por ejemplo, dile a tu hijo que las películas infantiles donde hay malos son ficción, Explícale, con palabras sencillas que como cuentos llevados a la tele.los malos tienen que existir, para que los buenos, sean aún más fuertes y buenos y puedan contra ellos.
Si hay una fuerte tormenta, y a tu hijo le da miedo oir los ruidos, muéstrasela protegiéndole con los brazos, de manera natural. Explícale los fenómenos de la naturaleza y lo importante que es que llueva para que todos vivamos mejor.
Refuerzo positivo
Se trata de un método muy usado dada su eficacia y beneficios en el menor, por psicólogos y pedagogos. El refuerzo positivo consiste en premiar al niño por sus buenas conductas, en lugar de castigarle por lo que hace mal. Si a un niño, le premiamos o felicitamos por sus buenos actos, se verá más seguro de sí mismo y comprenderá que hacer el bien siempre es la mejor opción. Así, reducirá sus malas conductas, pues sabe que no le aportan nada, al final del día.
Así, si el niño logra quedarse solito, un rato, a pesar de no gustarle nada la idea, le felicitaremos diciéndole que ha sido muy valiente y mayor, e incluso, de vez en cuando, podremos premiarle con un caramelo.
Límites y otros consejosPero cuidado, no siempre, ya que puede ponerse en nuestra contra y que el niño relacione su buen hacer con un fin utilitarista o interesado.'' Se enfrenta al miedo, porque papá y mamá se sentirán orgullosos, no por el regaliz o caramelo''.

Gracias a estos consejos puede que tu hijo recobre la seguridad en sí mismo y poco a poco evite o se enfrente a los miedos infantiles

viernes, 18 de febrero de 2011

El cambio de colegio, de lo conocido a lo desconocido

Fin de curso e inicio del siguiente, peíodo de transición para cambiar de colegio. ¿Cómo explicárselo?

Aunque nosotros consideremos que el nuevo colegio es mejor para su educación, les explicaremos las razones del cambio y su nivel de implicación procurando que nos entiendan. En primer lugar, hablaremos "de verdad", adaptándonos a su nivel de comprensión dependiendo de sus edades. Ellos nos entenderán y podremos prepararlos para una situación nueva, animándolos a que pregunten todo lo que se les ocurra (expreesando miedos, expectativas...) y dejando tiempo para que vayan asimilando todas nuestras explicaciones y respuestas. Si llevan tiempo en el colegio y ya están en el último curso de E.I., no les resultará nada fácil este paso, pues viven en un ambiente escolar que ya dominan, de sobra conocido para ellos, y ahora deberán enfrentarse a un colegio que desconocen por completo...del que quizás solo tienen una referencia de amigos de sus papás o de otros familiares. Procuraremos, por tanto, que entiendan que es necesario y que no se trata de un capricho nuestro, y todos afrontaremos la situación de la maner menos dramática posible.

La adaptación

Cuando hablamos de un colegio nuevo, nos referimos a nuevos docentes, nuevos compañeros, nuevo espacio físico, nueva distribución del tiempo...; los niños tendrán que presentarse en un ambiente nuevo, introducirse en un grupo-clase ya configurado y encontrar un lugar para ellos mismos. Nuestra labor será fundamentalmente de acogida, de paciencia y de proactividad. Llevaremos a los niños al nuevo colegio antes de comenzar el nuevo curso y organizaremos una despedida de los compañeros y docentes que dejan, de esta manera ayudaremos a cerra una etapa para abrir otra nueva. Cuando comiencen en el nuevo colegio, preguntaremos suavemente qué tal ha ido el día, qué cosas han hecho, quiénes son sus nuevos compañeros...
En la mayoría de los casos, el carácter y la personalidad de niños y niñas marcarán los inicios de esta nueva etapa.

Recomendaciones

Es muy conveniente que no perdamos de vista nuestro objetivo: ayudar a crecer a nuestros hijos. Por ello es fundamental obtener la mayor información posible del nuevo colegio hablando con el propio directos/a y con otros padres de alumnos, además de valorar fundamentalmente los siguientes puntos:
   - carácter público o privado
   - ideario
   - proyecto educativo
   - tradición académica
   - instalaciones
  - cercanía
  - actividades extraescolares...

En todo este proceso es fundamental que, como padres, realicemos un honesto ejercicio de autoconocimiento y toma de conciencia de nuestra realidad y de nuestros objetivos, para que el colegio elegido sea la continuación, en la medida de lo posible, de una manera coherente, de lo que ocurre en nuestro propio hogar.

martes, 1 de febrero de 2011

Eco cole "Mi primera huella ecológica"

Papás y Mamás, hemos ganado el segundo premio del XXIV Concurso de Becas de Investigación Didáctica para Centros Escolares de la Comunidad de Madrid Curso 2010/2011 "Investiga a través de tu entorno y exponlo", promovido por el Corte Inglés.

¡¡ OS IREMOS INFORMANDO!!

miércoles, 26 de enero de 2011

¿Cuándo dejar la cuna?

Empezar a dormir en una cama, “como los niños grandes”, tiene muchas implicaciones. Cómo hacerlos protagonistas de la decisión.

Los cambios son “un tema” para cualquiera, pero sobretodo para los más chicos. Dejar la cuna para pasar a la cama es difícil, pero muy necesario para su desarrollo madurativo. Para acompañar este proceso, es fundamental la planificación y el diálogo.
Pasar a dormir en cama es una nueva experiencia que debe ser organizada para no generar en el niño miedos, rechazo o ansiedad. El cambio debe ser paulatino y vivido como un suceso muy importante. Además, hay que explicar los motivos del cambio, valorando su crecimiento y desarrollo. Decirle que dejó de ser bebé para pasar a ser un niño”.

Llegó la hora
Una de las dudas más frecuentes que tienen los padres es cuándo es el momento apropiado para comenzar con el traspaso de los niños a la cama. No hay un plazo determinado, pero que la mayoría lo hace entre el año y medio y los tres años de edad. “El momento de dejar la cama tiene que ver con el desarrollo físico y el crecimiento del bebé. La mamá nota que no se sienten cómodos en la cuna y la baranda les resulta demasiado baja. A nivel emocional, influye la necesidad que ellos mismos tienen de cierta independencia. Quieren tener libertad y los padres deberían prepararlos para esto”.
Además, hay que considerar el contexto en el que se lleva a cabo semejante transformación. “No debería coincidir con otros cambios como una mudanza, el nacimiento de un hermanito o el inicio del jardín”.

Protagonista
Es altamente positivo que el niño se vaya acostumbrando poco a poco a su cama, que se sienta protagonista de la decisión, que la viva con alegría. Es bueno que participe del armado de la cama, la elección de las sábanas, que juegue a dormir con sus muñecos... También es sumamente saludable que duerma la siesta por la tarde, de manera que se adecue a la cama y pueda dormir durante toda la noche.
Para despedirse de la cuna, puede colaborar con el desarmado y que vea a dónde la guardan o quizá se la regalan.

Siguiendo con los rituales
Para abordar mejor la situación, establecer ciertas pautas. “Deberían definir si cuando se despierta puede ir al cuarto de los padres o esperar en la suya hasta que todos se levanten, si lo acompañarán al baño durante la noche o por el contrario dejarán una luz tenue para que vaya solo, por ejemplo”.
Que los padres establezcan rutinas es esencial para que incorporen los hábitos saludables que su crecimiento. “Es necesario que mantengan rituales antes de dormir como cepillarse los dientes, ponerse el pijama, leer un cuento, recibir un beso y que sólo concilien el sueño”.

La elegida
Otra duda muy común gira entorno a qué tipo de cama es conveniente para que comience a dormir solo. “Habría que procurar que sea lo más baja posible para que pueda subir y bajar solo. Que se le pueda colocar un protector lateral para evitar caídas y no deben quedar espacios entre el colchón y la cama, donde las manos o piernas puedan quedar atrapadas”, es recomendado, poner una alfombra mullida junto a la cama, para amortizar una eventual caída.
A pesar de que todavía pueden caerse de la cama, tomando las precauciones pertinentes, es fundamental tomar la decisión de hacer el paso para ayudarlo a madurar.
Y en el caso –poco común– de que un niño quiera volver a la cuna, los padres no deberían volver atrás y mantenerse firmes en el cambio. Por eso es tan importante que el niño haya participado activamente de la decisión.


 

lunes, 24 de enero de 2011

PIOJOS

Los piojos son insectos succionadores y hematófagos (chupan la sangre), son ovíparos (ponen huevos llamados liendres) y la especie “Pedículus humanus” parasita exclusivamente al hombre. Son visibles a simple vista (2-3mm), aunque debido a su gran movilidad a veces es difícil localizarlos, es más sencillo encontrar las liendres o huevecillos, que aparecen fuertemente adheridos a la base de los pelos, y son de un color blanquecino.A la infestación por piojos se le denomina “pediculosis” y puede ser debida a tres variedades de piojos, y cada tipo de piojo afecta a una parte diferente del cuerpo. El Piojo de la cabeza (pediculus humanus capitis). Afecta exclusivamente la cabeza y no está relacionada con la suciedad o los malos hábitos higiénicos.

Es habitual que se originen auténticas miniepidemias escolares y la principal sintomatología subjetiva es el PICOR o prurito intenso, producido por la reacción del cuerpo a la saliva del insecto que inocula en cada mordisco. El picor no siempre es inmediato sino que puede tardar unos días en aparecer, cuando ya la infestación es severa. Por otra parte, ni la longitud del cabello ni el nivel socioeconómico, cultural, edad o sexo influyen en la aparición de la infestación. Se estima que entre el 5 y el 15% de los niños/as en edad escolar están infestados por piojos.


El hombre es el único huésped para el piojo de la cabeza, por tanto los animales, sean o no domésticos, no pueden transmitirnos la pediculosis. El piojo sólo sobrevive unas 24 horas fuera de la cabeza. Suele encontrarse principalmente en la zona de la nuca y detrás de las orejas, donde la temperatura es más constante y el pelo sufre menos roturas. La forma fundamental de contagio es de cabeza-a-cabeza. Pueden ayudar objetos como peines, gorros, etc. por ello es importante no compartir este tipo de objetos, para evitar infestaciones, especialmente en las escuelas.

Para evitar contagios se recomienda llevar el pelo corto y/o recogido en la escuela (mejor en 2 trenzas para dejar la nuca despejada). Los piojos pueden aparecer a lo largo de todo el año, sin especial predilección por ninguna estación, aunque los brotes suelen ser más frecuentes al inicio del curso escolar.
Tratamiento: acudir a la farmacia y ellos te indicarán el producto más efectivo para poder erradicar el piojo. Debemos tener en cuenta que también es importante cuidar la limpieza e higiene de los peines de casa, cojines, almohadas... y otros objetos que puedan estar en contacto.

Más información en:
http://www.piojosfuera.com/pjf/presenta.aspx

jueves, 13 de enero de 2011

Mi hijo tartamudea ¿Será tartamudo cuando grande?

El tartamudeo no es preocupante cuando tu hijo tiene entre dos y tres años. Lo normal es que se pase con el tiempo y mucha paciencia. Ayudarle a hablar bien.
La inspiración y expiración relajadas facilitan el habla y evitan pequeños trastornos de la misma. No debe considerar como tartamudez el lento balbuceo, es normal hasta los 16 meses
 

Muchos padres empiezan a preocuparse demasiado pronto por la posible tartamudez de sus hijos, pero esta inquietud no tiene razón de ser hasta los tres o cuatro años es normal que el niño tartamudee o balbucee con lentitud las palabras.
Tu hijo tiene que seguir un proceso a través del que desarrolla su lenguaje poco a poco, por eso es fundamental que le hables desde pequeñito vocalizando cada silaba. Aunque pienses que él no te entiende, se acostumbrara a escucharte e ira madurando en la comprensión del lenguaje.
Con un año o año y medio, tu hijo ya unirá palabras y frases. Es en ese momento cuando empezara a tartamudear, pero no te preocupes, es totalmente normal (mas corriente en los niños que en las niñas) . El quiere expresar muchas mas cosas de lo que le permite su reducido vocabulario y por eso suele atascarse en algunas silabas. Es un defecto que desaparece espontáneamente.
Esta conducta, mal llamada tartamudez, puede persistir y reforzarse si pretendes corregirla exigiendo e insistiéndole demasiado. Conviene que sigas los consejos que te damos mas adelante para que la tartamudez no sea luego. un problema y llegue a transformarse en un verdadero defecto.
Cuando el niño ya adquiere el lenguaje, pueden aparecer otros tipos de tartamudez, como la interrupción brusca del habla por espasmos o las repeticiones persistentes de varias fonemas. Son defectos que exigen el tratamiento de un especialista  (psicoterapeuta, logopeda o pedagogo especializado en trastornos del lenguaje).
Los trastornos del lenguaje llegan a tener una gran influencia en el desarrollo psíquico y emocional del niño, por ello lo mejor que puedes hacer es olvidarte del asunto.
Debes tener presente que el es todavía muy pequeño y no se da cuenta de que repite silabas o palabras, todavía no controla conscientemente su lenguaje. Cuando le corrijas repetidamente e intentes que lo diga bien de una manera forzada, tu hijo se ira dando cuenta de que no esta hablando bien y se pondrá muy nervioso.
Tampoco conviene que le castigues, que le mimes en exceso o que su tartamudeo sea tornado a broma.
Si actúas de alguna de esas maneras, intentara controlar su forma de hablar y su tartamudeo aumentara. Es lo que los especialistas llaman conciencia de defecto, cuanto mas encima estés del problema, mas inseguro se volverá tu hijo al hablar.

¿Que puedes hacer?


Lo mejor es que tengas paciencia y no des importancia a su lenguaje vacilante. Teniendo esto siempre en cuenta, recuerda que:
— Es conveniente que le escuches siempre que requiera tu atención.
— No le interrumpas ni le apremies para que acabe de contarte sus cosas. Le contagiaras tu nerviosismo y le costara expresarse.
— Evita exigirle respuestas inmediatas, armarte de paciencia y déjale tiempo para pensar la contestación a tus preguntas.
— Háblale a menudo, vocalizando despacito, con buena pronunciación, con un lenguaje correcto y, preferiblemente, utilizando frases cortas. Aunque en los primeros meses no te entienda, poco a poco su capacidad de comprensión ira en aumento.
— Si se para al comienzo de una frase y no consigue empezarla, pronuncia la palabra al mismo tiempo que el. Se orientara y sentirá que le apoyas anímicamente.
— No corrijas su forma de hablar y, aunque tartamudee, no le obligues a repetir palabras o frases.
— Realiza con el ejercicios para estimular sus órganos de fonación: aprender a soplar, imitar el ruido de una moto, hacer la serpiente, jugar con la lengua dentro y fuera de la boca, etcétera.
— Los muñecos y marionetas son buenos compañeros para el, con ellos habla mientras juega en un clima distendido.
— Siéntate con el a leer un cuento y repite los nombres de animales, personas y cosas.
Aunque todos los niños son unos habladores en potencia, si se les priva de una estimulación lingüística y afectiva, tendrán problemas de lenguaje, como el tartamudeo.


lunes, 10 de enero de 2011

Las palabras silenciadas

Por fin hemos encontrado las palabras. Nos ha costado, pero su hallazgo nos ha permitido escribir estas líneas, A través de ellas, queremos compartir con las personas que nos lean una inquietud que nos rondaba hace tiempo y que, de forma intermitente, surgía en nuestras conversaciones cada vez que éramos testigos de cómo el mundo adulto, por diversas causas, silencia a niños y niñas aspectos de la realidad que les interesan.

Cómo se hacen los bebés, cuál es nuestro origen (de dónde venimos), por qué nos morimos y a dónde vamos cuando esto sucede, por qué enferman aquellas personas que están a nuestro lado, etc... son cuestiones que niñas y niños de plantean desde que son pequeños, bien porque han vivido en propia persona algo que no les dejó indiferentes, bien porque han oído alguna conversación en su entorno más cercano, bien porque albergan sentimientos sin palabras que les acompañen, etc.

Encontrar respuestas en el mundo adulto al que van dirigidas, es básico para crecer y, de algún modo, los pequeños lo saben. Por eso, no se conforman con cualquiera de ellas ni cesan en su insistencia hasta que las personas mayores les facilitan aquellas que satisfacen su curiosidad.

Sin embargo, en ocasiones, los adultos, tanto en la familia como en la escuela, silenciamos, negamos a los más pequeños, quizás de forma consciente o incosciente, la posibilidad de abordar temas que, en definitiva, también a nosotos nos inquietan.

Desde nuestra perspectiva adulta, a veces, intentamos protegerles de temas que suponemos difíciles o dolorosos (especialmente, aquellos relacionados con la sexualidad y la muerte). Pero entonces, surgen distintos interrogantes. ¿Por qué frenar con medias verdades o falsedades su deseo de saber?, ¿por qué hacerlo en temas d eimportancia vital ya que tienen que ver con la vida, con su principio y su final?

Y cuando nos animamos a responder, ¿`por qué nos cuesta tanto encontrar las palabras precisas y adecuadas para hacerlo?, ¿por qué nos resulta complejo presentar distintas respuestas o diferentes puntos de vista para poder seguir pensando?

No es fácil encontrar las palabras que queremos decir y que expresen lo que llevamos dentro. detrás de esas dificultades, en ocasiones habitan nuestros tabúes, nuestros miedos, a la hora de comunicarnos con la infancia. Decimos que ya aprenderán, que ya lo descubrirán por sí mismos cuando llegue la hora (como si ya el hecho de preguntar no indicara que el niño, l aniña, están preparados para recibir la respuesta adecuada)... quizás, es el deseo de protegernos a nosotros mismos de aquellas cuestiones que también nos preocupan lo que hace que mantengamos actitudes que, al menos, es necesario repensar.

Hay otras ocasiones, sin embargo, en que de forma paradójica, la voz de la infancia es silenciada por los adultos pero, justamente, no porque evitemos sus preguntas, como relatábamos en líneas anteriores, sino porque con nuestras prisas hablamos por ellos, hacemos como si tapásemos sus palabras sin darles tiempo a decir lo que deseaban o les preocupaba, olvidando que darles la palabra supone, entre otras cosas, esperar y escuchar en este mundo de prisas donde "el tiempo es oro" y la pulsión del "Ya, ahora" impera.

Mantener una actitud de escucha es primordial. Con ello les ayudamos a poner palabras a aquello que quieren expresar o que todavía no pueden verbalizar y sin emabrgo esta ahí, en su interior, lucando por salir, aunque, aparentemente, no sea de la ma más adecuadapara ellos mismos o paralos demás. Cuántas veces nos preguntamos por qué hay tantas salidas desafortunadas de algunos niños y niñas que utilizan el golpe con los demás para llamar su atención, la riña continuada, el paso al acto sin mediar palabra, los vómitos, la cascada de palabras sin sentido interrumpienso una sesión de trabajo... Nos planteamos entonces ¿qué queda por decir?, ¿qué pasa con el lugar del lenguaje como instrumento de comunicación y relación con el otro?

Leamos entre líneas e intentemos, más allá de lo manifiesto, propiciar ese momento persona, particular en el uno a uno, para escucharles, donde nuestra posición dea la de escucha interesada no sólo de los balbuceos que intentan tomar forma de palabra, sino de todo aquello que utilizan niños y niñas para expresar su mundo interior pidiéndo a gritos respuestas que les ayuden a crecer. Preguntar a un niño o a una niña ?qué te ocurre?, ¿estás triste?, ¿quieres contarme o decirme algo?, o expresarle, de forma particular, que puede contar con nosotros, los adultos, para compartir lo que vive, que sabemos cuando se enfada, quizás, no quiera estar con nadie pero que le esperamos para hablar si lo desea, que aún no teniendo palabras de puede intentar buscarlas juntos para que no duela la tripa o cualquier otra parte del cuerpo po no hablar, todo ello nos puede lleva a respuestas que nos aproximen a los pequeños, para quizás, dar con el origen de lo que sucede.

¿Por qué subestimamos la capacidad que tienen niños y niñas para construirse como sujetos que desean ser escuchados y tratados de manera personal y única? Muchas veces es este deseo de crecer, de saber, de preguntar una y otra vez, el que nos interroga  alos adultos y hace tambalear aquellos aspectos que no estamos demasiado dispuestos a hacer conscientes, a poner palabras y dejar que nuestra propia verdad salga a flote sobre las verdades fundamentales. Entonces la escucha se hace más compleja, y la podemos llegar a evitar.

Sin embargo, desde aquí, abogamos por reconocer el valor de la palabra que, tanto en la escuela como fuera de ella, nombbra, acoge, confronta, tranquiliza, sorprende, ayuda a crecer y, por lo tanto, a vivir. Sólo desde ella creceremos, seremos.

Rosa Álvarez, Camino Jusué
Revista de la asociación de maestros Rosa Sensat

La llegada de un hermanito (parte 3)

¿Es normal que mi hijo haga una regresión?

Pueden aparecer en estos niños distintos síntomas: Desde agresividad hacia el hermano y otras personas debido a la rabia contenida que se canaliza por ahí, ignora al hermano o no le cuida cuando se lo ordenan, se muestra rebelde ante la imposición de límites y es desobediente con el fin de llamar la atención y de ser el centro. 

Es muy habitual que realicen conductas regresivas en las primeras semanas para llamar la atención o preocupar a los padres como: volverse a hacer pis, no querer comer sólido, hablar de manera más infantil, etc, también son motivo de conflicto en el colegio peleándose más de lo normal o portándose mal en clase.
 Por otro lado se negarán a participar en cosas relacionadas con su nuevo hermano, no querrá ir al médico cuando sea necesario, ni al parque, se negará a cualquier cosa que signifique atención para el pequeño. Por supuesto no jugará con él ni participará en sus diversiones.  
 Es normal también descubrir al hermano rebelde jugando con el pequeño o hablando con él cuando nadie mira, lo cual nos demuestra que no es más que una estrategia. 
Las conductas más habituales  suelen reducirse a llamadas de atención, (conscientes e inconscientes) como:

-Desobediencia, oposición o negativismo hacia la autoridad paterna.
-Conductas regresivas (como volver a hacerse pis en la cama).
-Tristeza.
-Conductas con las que manifieste explícitamente su rechazo hacia el nuevo hermanito e incluso conductas agresivas y violentas.

Indudablemente la existencia o no de otros hermanos es un factor determinante, pero aquí consideramos el caso más “grave” que es aquel que se produce con la llegada del segundo hijo.

Es muy frecuente que pase de ser un niño tranquilo para convertirse en desobediente, negativo y siempre demostrando oposición frente a las órdenes de sus padres. Se resiste a participar de las reuniones familiares, interrumpe las conversaciones de sus padres, y hace todo lo que sus padres dicen que no puede hacerlo.

También suelen mostrarse más sensibles y llorones, presentar dificultad para concentrarse, para prestar atención y que todo derive en una alteración en el rendimiento escolar. Otros niños empiezan a rechazar todo: se resisten a cepillarse los dientes antes de dormir, a comer, a salir de casa, a recoger sus juguetes, a hacer los deberes de la escuela, etc.
Empieza a manifestar síntomas físicos como dolor de cabeza, dolor de tripa, etc., que pueden ser fingidos o no. Y en estos casos es necesario vigilarle de cerca.


Formas de actuación

Ignorar las conductas negativas recurrentes con las que el niño pretende llamar la atención, y reforzar los comportamientos de “verdadero hermano mayor”, o cuando el niño demuestra un verdadero interés y un esfuerzo por superar sus celos con gestos de cariño.

Cuando se castiguen conductas inapropiadas el niño debe conocer con detalle por qué se le castiga. Se castiga una mala conducta, que el niño se ha portado mal, no que sea malo, porque ningún niño “es malo”.

Muchos de los castigos suelen aplicarse después de conductas violentas o agresivas: el niño debe entender que de ninguna manera obtendrá beneficios adoptando ese tipo de conductas, que nada las justifica, que deben controlarse y reprimirse.
Cuando esto suceda hay que enseñarle a arrepentirse, a pedir disculpas sin humillación, con mucha calma y sin agresividad por nuestra parte (no podemos corregir la violencia con más violencia). Hacerle ver que todos nos equivocamos y podemos rectificar, que todos pedimos disculpas alguna vez y con ello tratamos de ser mejores.

Reserva un tiempo especial para estar tu hijo mayor. Explícaselo claramente: “Mamá siente no poder estar contigo en este momento. Pero dentro de un rato podremos jugar juntos". Y no permitas que nada interfiera con ese momento. Abrázalo, cántale o léele como siempre lo has hecho. Mientras menos cambios se produzcan en su rutinaria, menos stress sentirá.

Estos momentos la hora de ir a la cama, de comer e ir de paseo son particularmente importantes. También es importante compartir sin que haya una agenda predeterminada; así tu hijo mayor sentirá que puede tomar decisiones sobre las actividades que van a realizar juntos.

A pesar de que todo este trabajo de preparación y apoyo puede ayudar a tu hijo mayor a superar este proceso de adaptación inicial, no esperes que la paz dure por siempre. Con cada nueva etapa en el desarrollo del bebé, es probable que el hermano mayor experimente retrocesos y malestar.

Se deben evitar las comparaciones.

Ten en cuenta que cada niño, cada hijo, cada hermano es diferente, y que por lo tanto necesitarán un trato y respuestas diferenciadas. Los niños deben aprender la existencia de estas diferencias, y así comprender que ser diferente no implica ser mejor o peor que…

Intentad no hacer comparaciones entre él y el hermano cuando esté delante, se lo tomará a mal y se sentirá menospreciado. Su mente lo interpretará como que antes todo lo hacía bien y ahora es su hermanito el que le hace la competencia. Con estos comentarios ayudaremos a que la competitividad entre hermanos sea mayor y se podrá alargar cuando sean más mayores.

lunes, 3 de enero de 2011

La llegada de un hermanito (parte 2)

¿Cómo debo manejar esta situación después del parto?
-          Dedícate exclusivamente a él en su primera visita: Después del nacimiento trata de que sea uno de los primeros en visitarte y dedícate exclusivamente a él en su primer visita. Es muy buena idea tener preparado algún regalo traído por el nuevo bebé para su hermanito mayor.

-          No modifiques su rutina diaria: Conviene no cambiarle la rutina diaria y si hay que hacer algún cambio en la casa para acomodar al recién nacido, conviene hacerlo con mucha anticipación y con su ayuda, para minimizar confusiones.

-          Pídele que te ayude a cuidar al bebé: Ya de vuelta en casa, trata en lo posible y dependiendo de su edad, que coopere en todo lo posible, que guarde los pañales, que te ayude a vestirlo, durante el baño, o que meza la cuna para dormirlo.

-          Dar relevancia al hecho de que él es el mayor y que por ello goza de unas responsabilidades y unas ventajas mayores respecto al recién nacido, sin provocar, que el niño crezca demasiado deprisa ni pretender que se acostumbre de inmediato a la nueva situación.

-          Mantener sus espacios y respetar sus lugares y pertenencias.

-          Enseñarle canciones de cuna para dormir al bebé: Es buena idea que le enseñes canciones para dormirlo, las mismas que tú le cantabas a él cuando era niño.

-          No fuerces situaciones que él no desee: En los casos en que lo ignore por completo, no fuerces la situación, cuando él lo crea conveniente se acercará solito.

-          Dedícale todo el tiempo posible cuando no tengas que cuidar a tu bebé: Cuando el bebé esté durmiendo pasa todo el tiempo posible con él y que el padre lo atienda mientras tu alimentas o bañas al bebé, de forma que el niño sienta que tiene a uno de sus padres con el 100% de su atención exclusivamente para él. Reservar un tiempo del día para sentaros con él tranquilamente y hablar de sus cosas. Hay que demostrarle que tiene toda nuestra atención.

-           No lo apartes bruscamente cuando atiendas al nuevo bebé.

-          No permitir el comportamiento caprichoso; los padres deben seguir tratando al niño del mismo modo que lo hacían cuando se portaban mal, en este momento también hay que hacerlo. Mantener unos límites claros.

Por otra parte, hay una cierta tendencia de algunos padres a intentar evitar el contacto directo con el nuevo hijo delante del hermano mayor para evitar que éste último sienta celos o se ponga triste. Esto es un grave error: disimular las demostraciones de afecto hacia el recién nacido delante genera contradicciones en el resto de los hijos y puede resultar contraproducente. La idea es que los padres puedan demostrar que tienen mucho amor para dar y que se quiere a todos los hijos por igual, sin favoritismos.

-          Una vez al día, los padres deben tratar de compartir alguna actividad con el hijo o los hijos mayores: la ida a la cama, al jardín, un paseo por el parque, un cuento, etc. Esto les hará sentir que no perdieron todos los espacios con la madre y que es una cuestión de tiempo recuperar prácticamente todos, aunque algunos ya serán siempre con el hermano.

-          El papá suele ser el aliado por excelencia del hijo mayor. Esto significa que el padre puede comenzar a incentivar al niño a iniciar alguna actividad juntos –jugar a la pelota, leer, tomar la leche, visitar a los abuelos, etc.-, ahora que la madre está tan ocupada y ambos tienen tiempo libre.

-          Es bueno dejar que el niño toque al bebé y lo acaricie desde sus primeros días. No hay que ser sobreprotectores con el nuevo bebé. 

A pesar de todo, los padres deben estar preparados para que su hijo sienta celos, hasta que se acostumbre a la nueva situación. Una vez que el niño supere las dificultades de la nueva etapa, se verá enriquecido por la nueva experiencia. La relación que establezca con su hermano le ayudará en la relación con otros niños.

Los celos son normales
Los celos son una manifestación emocional que se traduce en conductas absolutamente normales y esperables en el niño pequeño ante la llegada de un nuevo hermanito. Basta con ponerse en el lugar del niño que hasta ese momento ha recibido todo el afecto y la atención de sus padres con exclusividad. De repente, sus padres dejan de prestarle toda la atención… y el niño llega a creer firmemente que ha perdido el amor de sus padres.
El niño encuentra lógico (porque percibe una relación causa-efecto), que el nuevo hermanito le ha apartado del cariño de sus padres, que se ha convertido en un rival (sobre todo si ambos hermanos son del mismo sexo). Si a esto le sumamos las tendencias egocéntricas del niño pequeño, también absolutamente normales, y sus limitaciones para manejar este tipo de emociones complejas, el cóctel está servido.
 Otro momento difícil llega curiosamente en el momento en que el hermano pequeño empieza a sostenerse en pie: como si el bebé, aceptado como un juguete no competitivo, se convirtiera en un rival peligroso una vez que pone los pies en el suelo. Una conducta y una palabras oportuna acentúan en este momento la diferencia entre las actividades del mayor y la poca habilidad del que, a pesar de todo, sigue siendo solo un bebé. A veces el hermano pequeño no se convierte en un rival y las perturbaciones aparecen hasta más tarde, cuando cobra su autonomía.
Hay que tener mucho cuidado de no hacer distinciones en el tiempo que se dedica a uno y otro hijo y en la atención que se les da, aunque la forma de dar cuidados y protección sea diferente, muchas veces se escucha a padres que dicen a los hijos “es que en estos momentos tu hermano me necesita más”, hay que evitar decir esto, ya que el niño observará que si uno es menos autónomo, si no puede comer por si solo, si no controla esfínteres, etc., mamá está más tiempo con él.
Así, la solución para obtener mayor atención es muy sencilla: tendrá una regresión a actividades que ya tenía controladas, como el control de esfínteres, para que mamá lo cuide a él igual que al hermano pequeño. Todos necesitamos del cuidado de nuestros padres siempre, independientemente de la edad que se tenga y de lo independiente que se sea.