martes, 23 de noviembre de 2010

MIEDOS INFANTILES


1.          INTRODUCCIÓN

El sueño es una necesidad fisiológica muy importante para nuestra salud,  invertimos una tercera parte de nuestra vida en dormir. Y es en la infancia cuando el sueño adquiere mayor relevancia, aunque sólo sea porque el bebé pasa la mayor parte del día durmiendo.

Los desórdenes del sueño son muy habituales en la infancia. Generalmente son benignos y pasajeros, pero en ocasiones pueden llegar a alterar de forma importante la vida familiar. Un conocimiento mayor del sueño y el dormir del niño puede ayudaros a prevenir y solucionar muchos de estos problemas.

2.          DESARROLLO DEL SUEÑO EN LA INFANCIA

Al igual que sucede con los adultos, hay niños que necesitan más horas de sueño que otros. A medida que el niño crece la cantidad de horas de sueño se reduce, y cambia su distribución a lo largo del día.
El sueño nocturno va aumentando tanto en duración como en continuidad. Hacia los 3 meses de edad la mayoría de los niños logran dormir de 6 a 8 horas por la noche sin interrupción. Y al año de edad la mayoría de los niños solo tienen una siesta al día.
De todos modos, un 20 % de los niños entre 1 y 2 años continúa despertándose regularmente, y esto sigue ocurriendo en un 15 % de los niños de 3 a 4 años.

          Edad                         Horas de sueño
1 semana
16-17 horas
3 meses
15 horas
6 meses
14 horas
12 meses
13 horas 45 min
18 meses
13 horas 30 min
2 años
13 horas
3 años
12 horas

3.          COMO CREAR EL HÁBITO EN EL SUEÑO

Cuando un niño duerme bien desde el principio todo va como la seda, pero cuando no es así, lo habitual es que sus papás no tengan ni idea de cómo comportarse, de qué hacer, y vayan probando en busca de algo que funcione, cambiando continuamente la rutina, cada día acuestan al niño de una forma diferente y se sienten cansados, frustrados, enfadados...
¿Y qué pasa con el niño? Como siente lo que sienten sus padres, se siente muy inseguro, y no podemos pretender que un niño aprenda el hábito del sueño si no somos capaces de transmitirle la seguridad que necesita para entender que quedarse en la cuna solo y conciliar el sueño por sí mismo es lo más natural del mundo.

Explicación: Tomemos como ejemplo el hábito de la comida: a una edad determinada, ponemos al bebé en una sillita, le ponemos un babero, un plato con el puré y una cuchara. Es decir, utilizamos una serie de elementos externos que asociamos con el acto de comer. Y siempre lo hacemos de la misma forma, ya sea la hora de comer, de cenar, e independientemente de quién le dé la comida. Y el niño va asociando estas señales externas de forma que cuando le sentamos y le ponemos el babero, ya empieza a moverse nervioso aunque todavía no haya visto la comida. Es decir, ha asociado los objetos con la hora de comer. Además, le estamos transmitiendo nuestra actitud, mamá está muy segura de que el puré se toma con cuchara y que la leche se bebe en el vaso o en el biberón. Esta seguridad la percibe su hijo, él también se siente seguro y aprende con naturalidad.
¿Qué pasaría si dudásemos? el primer día pondríamos a comer a  “Manuel” en la sillita, otro día en el orinal, al tercero probamos en la bañera... Si cada vez que le damos de comer cambiamos los elementos que van unidos a ese hábito, haremos que Manuel se sienta inseguro.
Aunque cause risa, cuando nuestro hijo tiene problemas para dormir hay días que lo acostamos en su cuna, otro día en nuestra cama, probamos con sentarlo en su sillita para que se duerma con la tele, lo metemos en el cochecito y lo paseamos...
Por eso, igual que hicimos en su día con el acto de comer, hemos de asociar el acto de dormir con una serie de elementos externos.)

Si dormimos a “Manuel” meciéndole en brazos ¿qué elemento externo asociará a su sueño? El balanceo en los brazos de mamá. ¿Qué ocurrirá cuando se despierte en medio de la noche? Que reclamará aquello que asocia con su sueño para poder volver a dormirse: necesitará que lo acunen para conciliar el sueño... y una mamá o un papá dispuesto a hacerlo.

Es importante saber que cada noche todos tenemos unos pequeños despertares nocturnos que interrumpen el sueño. Tanto en los niños como en los adultos no superan los 30 segundos de duración. Durante ese tiempo reconocemos si la situación ambiental es la misma, nos tapamos si tenemos frío y normalmente cambiamos de posición. Esos despertares no son recordados al día siguiente a no ser que se hayan prolongado por algún motivo.

Si aplicamos esto al sueño infantil, un niño se puede despertar unas cinco veces en una sola noche. Y cuando se despierta espera que todo siga siendo igual que cuando se durmió. Es decir, si se durmió mamando, buscará el pecho, si se durmió en brazos de papá, lo echará de menos...y se asustará porque su entorno ha cambiado.

El niño llora porque la situación con la que se encuentra cuando se despierta en medio de la noche no es la misma que cuando se durmió.
Entonces, si nuestro objetivo es que el niño duerma de un tirón y no nos despierte, debe asociar con el sueño elementos que puedan permanecer toda la noche y que no necesiten de un adulto. Para ello:

-          Es importante que duerma en su cuna y mejor que no se duerma con vuestra presencia porque esperará veros allí cada vez que despierte.

-          Hechas estas dos condiciones podemos darle lo que queramos siempre y cuando no se lo vayamos a quitar durante la noche: su chupete, su osito, su mantita.

Cuando se despierte notará que todo está como siempre: mi osito está aquí, mi chupete también, y volverá a conciliar el sueño sin problemas.

4.          ALGUNOS CONSEJOS

4.1     ALGUNOS CONSEJOS PARA LOS TRES PRIMEROS MESES

Es importante que desde el principio ayudemos al niño a diferenciar entre estar despierto y el sueño. De forma que en los pocos momentos en que no esté durmiendo es mejor que no esté en la cuna, cogerlo, hablarle, jugar con él...

También es positivo ayudarle a diferenciar entre el día y la noche:

-          Cuando duerma de día, no bajéis del todo las persianas, no renunciéis a ver la tele, solo bajad un poquito el volumen.
-          Cuando duerma de noche mejor dejadle a oscuras, es mejor que aprenda a dormir a oscuras desde el principio. Y de noche lo normal es que haya menos ruido.
-          Es importante que de noche esté especialmente cómodo, cambiadle de pañal, comprobad que la cuna no esté fría, que la habitación tenga una temperatura adecuada (entre 20 y 23º).

4.2     A PARTIR DE LOS 3 MESES:

-          Mantener una actitud que denote seguridad para que entienda que quedarse solo en su cuna y conciliar el sueño por sí mismo es lo más natural del mundo.
-          Propiciar que asocie una serie de elementos externos con el hecho de dormir: cuna, osito, chupete...
-          Crear una rutina previa al momento de acostarse y que cada día sea la misma. Así como establecer una hora de irse a la cama. (lo recomendable es sobre las 20-20.30, que es cuando se ha estudiado que aparece el sueño con más facilidad).
-          Con 3 meses ya podéis empezar a distinguir los diferentes tipos de llanto de vuestro bebé. Por eso, desde ahora no os levantéis a cogerlo desde el primer gemido, dadle algo de tiempo para que se vuelva a dormir solo.

4.3     DE LOS 6 MESES EN ADELANTE

Seguiremos con las rutinas: primero un baño relajante, después la cena, seguida de unos minutos haciendo algo agradable con el niño: una nana, un cuento.. y finalmente darle las buenas noches y salir de la habitación. Evitad actividades que puedan sobrexcitar al niño justo antes de irse a la cama, como juegos muy activos. 

A los seis meses puede aparecer la “angustia por separación”, es decir, la resistencia del niño a quedarse solo en la habitación a la hora de dormir. Es aconsejable ofrecerle un juguete (un muñeco) como compañía.

5.          PAUTAS PARA AYUDARLE A DORMIR BIEN

Uno de los momentos más difíciles del día es la hora de acostar a los niños. Es normal que ellos, por cualquier motivo, se resistan a dormirse. O porque desean estar más tiempo con sus padres, o con los hermanos, o viendo la tele, o charlando y contando historias, etc. Por eso, a los niños pequeños, hay que educarles desde el principio para evitar mayores problemas después. Todo dependerá de los padres, de cómo abordar el tema y hacerles partícipes en ello.
Muchos de los problemas que los niños tienen mientras duermen están relacionados con hábitos irregulares de dormir o con la ansiedad de irse a la cama y quedarse dormidos.
Aquí tenéis unas sugerencias sobre cómo ayudar al niño a que se duerma:

-          Establecer una rutina que incluya un período de tranquilidad antes de la hora de dormir.
-          Establecer un horario para dormir todos los días, ayudará al niño a mantener una rutina. Tener rituales para dormir son maneras efectivas para empezar a formar los buenos hábitos.
-          Evitar o reducir al mínimo el acceso a la televisión o a los videojuegos antes de dormir. El momento más aconsejable para ver la tele es entre las seis y las siete de la tarde, antes de iniciar las rutinas de baño, cena y sueño.
-          Permitir al niño, si así lo desea él, que lleve un juguete, un osito, o su manta favorita a la cama. Es conveniente que en su cuna tenga móviles, peluches y otros objetos que no supongan riesgo y que sirvan de vínculo para dormirse nuevamente si tiene despertares prolongados.
-          Controlar que la temperatura en la habitación sea agradable y que la ropa sea cómoda.
-          Evitar dormirse con el niño. Le hará más difícil acostumbrarse a dormir solo.
-          No acudir cada vez que el niño llama o se queja. Si es así, le estará acostumbrando a llamar sin necesidad. Debes estar atento siempre y acudir solo cuando haya signos de problemas reales como las pesadillas, el sonambulismo, etc.
-          Una vez que se coloca en su cuna se debe despedir del niño brevemente y con absoluta normalidad.
-          No se preocupe si su niño de pocos meses se queda dormido tras la toma. Acuéstele con normalidad, es casi seguro que no tendrá trastornos del sueño por esta causa.
-          Ante todo, estar muy seguros y convencidos de que lo que hacéis es lo mejor para vuestro hijo.

Edad
Duración del sueño
Patrón del sueño
Alteraciones del sueño

0-3 meses


16-20 horas


Igual cantidad de sueño nocturno que diurno.

Cólicos.
Apneas
.



12 meses


13-14 horas


Entre el 70-80 % de los niños duermen durante la noche a los 9 meses.
Desaparece la siesta de después del desayuno.

Angustia por separación (no se quieren quedar solos a la hora de dormir).
Despertares nocturnos.
Trastornos de movimientos rítmicos (cabeceos y balanceos)
Pesadillas.


3 años


12-14 horas de sueño.


Una siesta al día de 1 a 3 horas de duración.


Los despertares nocturnos frecuentemente desaparecen. Asociaciones del inicio del sueño con estímulos condicionantes.
Problemas para establecer los límites del sueño.
Resistencias para ir a la cama.
Pesadillas.


Nuestra mente no para aunque estemos durmiendo. Durante el sueño, continuamos organizando informaciones, asimilando imágenes, recuerdos y pensamientos, en nuestra memoria. En el sueño no hay límites de conciencia. Tanto podemos encontrar la solución a algún problema o una vía de escape a una situación difícil.

En el caso de los niños esos problemas pueden estar relacionados, en su mayoría, con los hábitos irregulares de dormir o con la ansiedad de irse a la cama y quedarse dormidos. En su primera etapa de desarrollo infantil, la hora de acostarse representa la hora de la separación. Y es cuando aparecen los problemas durante el sueño. Los más frecuentes son:

6.1     INSOMNIO INFANTIL

En el 98% de los casos el insomnio infantil tiene su origen en un hábito mal adquirido.
Características clínicas del insomnio infantil:

·    Dificultad para iniciar el sueño solo.
·    Múltiples despertares nocturnos.
·    Sueño superficial (cualquier ruido lo despierta).
·    Duermen menos horas de lo habitual para su edad.
El insomnio infantil es la alteración del sueño más común en la primera infancia, está presente en el 35% de los niños menores de cuatro años, y alteran notablemente la vida familiar, se traduce en niños irritables, inseguros, pataletas, y padres agotados y nerviosos temiendo el momento de mandar al niño a la cama.
Para atajar este problema es necesaria una reeducación del sueño, teniendo en cuenta todas las pautas citadas anteriormente y no cediendo a las demandas del niño.

6.2     LOS TERRORES NOCTURNOS

Los terrores nocturnos afectan a un 3% de los niños, suelen aparecer alrededor de los dos o tres años.
Se producen en la primera mitad de la noche, asociados a un sueño muy profundo.
Se caracterizan porque el niño grita inconsolablemente y parece aterrorizado y confuso. El episodio puede durar de 1 a 10 minutos, y una vez finalizado el niño se duerme inmediatamente. Sin embargo, los padres suelen permanecer despiertos y asustados. Pero no hay que angustiarse. Este fenómeno es muy habitual y no indica necesariamente un problema emocional. Los terrores nocturnos pueden ser desencadenados por fiebre, falta de sueño y medicamentos que actúen a nivel del sistema nervioso central.
Al terminar el episodio el niño se duerme fácilmente (en realidad no está despierto durante el fenómeno) y no recuerda nada al día siguiente. Si se trata de episodios aislados este trastorno no requiere ningún tratamiento especial.
¿Qué hacer? no se recomienda que intentéis despertarle porque está profundamente dormido. Podéis encender las luces para que esté menos confundido por las sombras. Haced comentarios que le tranquilicen. Podéis abrazarle si esto parece ayudarle a que se sienta mejor. Quedaos junto a él para vigilar que no se caiga si se mueve, pero nada más, solo esperar a que se le pase intentando mantener la calma.
Importante: si acudís y deja de llorar no se trata de un terror nocturno.

6.3     LAS PESADILLAS

Es muy frecuente que aparezcan en el niño desde edades muy tempranas, las pesadillas ocasionales son normales en todas las edades después de los 6 meses de edad.
Las pesadillas suelen relacionarse con las etapas de desarrollo del niño: los niños que empiezan a caminar suelen soñar con la separación de sus padres; los niños en edad preescolar pueden soñar con monstruos o la oscuridad; los niños en edad escolar pueden soñar con la muerte o peligros reales.

Las pesadillas normalmente se producen durante la tercera y última parte del sueño.
El niño que tiene una pesadilla sí que se despierta completamente, recuerda su sueño y le cuesta volver a dormirse a causa del miedo. A diferencia de lo que ocurre en los terrores nocturnos, en las pesadillas el niño necesita que le tranquilicen y le den seguridad.
Hay que dejar al niño que explique su sueño. Puede ser más difícil que el niño más pequeño diferencie entre sueño y realidad, pues para él “el mundo de los monstruos” puede existir tan vívidamente como el mundo real. Para el niño pequeño los padres son “mágicos”, y tienen la capacidad de acabar con los seres más amenazadores.
No es fácil discriminar los estímulos que pueden hacer que el niño tenga pesadillas, generalmente suelen ser niños sensibles a los cambios y a los acontecimientos vividos durante el día. Puede ser un cambio de residencia o un cambio de colegio, es muy habitual la aparición ante la separación de los padres, o por cambios de residencia los fines de semana... sucesos que provocan en el niño inseguridades que se reflejaran en el sueño.

6.3.1     QUÉ HACER?

Prevención: Los padres debéis estar atentos a lo que ven los niños en la tele, especialmente antes de la hora de irse a dormir. No permitáis que el niño vea o escuche películas o programas de televisión de terror. Durante la rutina de irse a la cama, podéis hablarle de cosas divertidas y felices.
Estar preparados para atenderles: Como las pesadillas no se pueden evitar y no avisan cuando vienen, debéis estar seguros de oír a vuestros hijos por si lloran durante la noche y atenderles lo antes posible pues después de una pesadilla necesitan de ayuda y consuelo.
Tranquilizar al niño: Tranquilice, consuele y abrace a su hijo. Los niños deben sentirse protegidos. Habladle con voz calmada y confortante y que sepan que os quedaréis con él un ratito, pero que debe volver a dormirse. Podéis darle una "manta de seguridad" o un juguete de consuelo.
Quedarse con el niño: En estos casos es mejor quedarse con él hasta que se haya calmado y vuelva a dormir.
Mantener la calma: Aunque sea desconcertante para vosotros el ser despertados súbitamente por gritos y el llanto de vuestro hijo, hay que mantener la calma. Los niños notarán si los padres se encuentran nerviosos. Y no les servirá de nada. Solo los padres calmados podrán ayudar a sus hijos.
Charlar acerca de la pesadilla: Ayudad al niño a hablar sobre las pesadillas durante el día. Podéis ayudarle a que invente un final feliz para el sueño.

6.3.2     QUE NO SE DEBE HACER

No lo lleve a su cama. Y tampoco se suba a su cama. Esto puede dar a los niños la impresión de que deben temer a sus propias camas y crearles malos hábitos.

6.4     SONAMBULISMO

El niño sonámbulo se levanta de su cama y estando dormido hace actividades que pueden ser habituales. La edad más frecuente de aparición es entre los 4 y 8 años y se resuelve espontáneamente en la adolescencia.
Suele producirse durante las tres primeras horas de sueño.
¿Qué hacer? Es una alteración benigna y aunque no es tan peligrosa como suele creerse sí deberéis adoptar medidas de seguridad para evitar cualquier accidente fortuito.
Intentad reconducirlo a la cama sin despertarlo para no aturdirle. Una vez acostado dejarlo tranquilo.

6.5     BRUXISMO

Consiste en el rechinar de dientes durante el sueño. En ocasiones hay que consultar a un ortodoncista para que evite el desgaste de las piezas dentales, tal vez deba utilizar una prótesis para las noches.  No conlleva más problemas, suele desaparecer.

6.6     SOMNOLOQUIA

Se trata de la emisión de palabras durante el sueño. No constituye ningún problema y no requiere tratamiento.

6.7     SÍNDROME DE APNEA OBSTRUCTIVA DEL SUEÑO

Las características de los niños con apneas (pausas respiratorias prolongadas) obstructivas del sueño son: Pausas en su respiración, mayores de 6 segundos en niños pequeños y mayores de 10 segundos en niños mayores y adolescentes. Ronquidos intensos. Respiración con la boca abierta
Es muy común la presencia de amígdalas y vegetaciones aumentadas de tamaño.
Es un problema grave que requiere estudio en una Unidad de Sueño. Siempre que se sospeche esta situación se debe consultar al pediatra, siendo recomendable grabar en vídeo el sueño del niño. El tratamiento suele ser quirúrgico (extirpación de amígdalas y vegetaciones).
hay que tener en cuenta que el 10% de los niños roncan, y  si vuestro hijo lo hace de manera persistente, y sobre todo si notáis que durante el sueño respira por la boca y con cierta dificultad, es conveniente que consultéis con un especialista,.

7.          CONCLUSIÓN

A debate
Si el niño se despierta y llora, los padres se levantan y comprueban que no le pasa nada, tiene el pañal limpio, no tiene hambre ni sed, tampoco está asustado por una pesadilla o un terror nocturno, pero sigue llorando...
Unos abogaran por ignorar el lloro y otros por satisfacer las demandas de afecto que parece expresar el llanto del niño. ¿Ventajas e inconvenientes de cada opción? A unos les preocupa que el niño aprenda que con el llanto puede manipular y manejar a sus padres y a otros las repercusiones emocionales y psicológicas que puede acarrear el hecho de que el niño “llore solo”, de no satisfacer sus deseos de afecto. ¿Quién tiene razón?.
Como en muchas ocasiones, en el término medio está la virtud. Con un poco de práctica y sentido común se puede aprender a distinguir qué demanda el niño, y en función de la situación, así actuarán los padres: unas veces habrá que ignorarle, y en otras ocasiones llenarle de besos.